Estaba haciendo cola en la FNAC de Barcelona cuando comencé a echar una ojeada al listado de conciertos y festivales en toda España cuando, cual fue mi sorpresa pude observar de entre todos esos conciertos uno que resaltaba sobre los demás. Sí, Roger Waters volvía de nuevo a España; esta vez sólo Granada (Atarfe) ha sido la afortunada en recibir este, esperemos, tremendo espectáculo. El año pasado ya me lo perdí, pero ya tengo mi entrada para este único concierto.
Yo, seguidor incondicional de Pink Floyd, que para mi es lo más grande que ha parido el rock en general y el progresivo en particular, no podría perdérmelo por nada del mundo, pues es lo más cercano a los Pink Floyd que se puede ver actualmente. Una pena que me cogiera tan mozalbete la última gira de Pink Floyd, allá por 1994, cuando justamente comenzaba a conocer por mí mismo a los ingleses a través del álbum "The Division Bell". Desde entonces me doy chocazos contra la pared por haberme perdido esa gira pero, como mal menor, ahí estará Waters para quitarme ese mal sabor de boca, eso espero.
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